Hoy
he buscado en el diccionario la palabra “Rico/a” y como primera acepción he
encontrado la siguiente:
1. adj.
“Adinerado, hacendado o acaudalado”
No
contento con la definición he buscado la palabra “Riqueza”:
1. f. “Abundancia
de bienes y cosas preciosas”
...y
como aún me he quedado menos conforme, me permito escribir la siguiente
reflexión.
Cuando
sólo se habla de riqueza en términos económicos me pongo enfermo. ¿De verdad se
sigue pensando que ser rico es sinónimo de tener mucho dinero? Os voy a
demostrar que eso no es siempre así.
En
mi entorno profesional estoy cansado de ver ejecutivos septuagenarios que
ostentan cierto poder dentro de las organizaciones y, aun no siendo los
propietarios del negocio, siguen trabajando a pesar de su avanzada edad. No
cabe duda de que personas que llevan prácticamente medio siglo en activo están
cobrando sueldos muy elevados comparado con los salarios cutres que la mayoría
tenemos hoy en día, pero sus ansias de seguir cobrando sueldos de futbolista al
final de cada ejercicio les impide retirarse y dejar paso a las nuevas generaciones.
Me imagino
la vida de estas personas con apenas unas horas libres al día; las justas para
cenar, mientras piensan en la agenda del día siguiente quedándose dormidos
en el sofá mientras ven las noticias. Cuando llegan las vacaciones, si es que las
disfrutan al completo, estarán en la piscina de un hotel en bañador y con el
teléfono corporativo atendiendo cualquier llamada y pendientes de lo que ocurre
en sus empresas, pensando que sin ellos éstas se van a ir al traste.
Cuando
un susto cardíaco o cuando sus cuerpos dicen basta y la vida les invita a
abandonar la burbuja profesional en la que han estado viviendo durante tantos
años, se encuentran que no saben hacer prácticamente nada en casa, en la calle,
con ¿amigos?... Algunos de ellos caen realmente enfermos, otros directamente
dicen adiós a este mundo y otros pocos consiguen salir de ese pozo para
comenzar a vivir, dándose cuenta que tienen una gran riqueza cada vez que
echan un vistazo a sus cuentas bancarias y a sus acciones, pero que en realidad son mucho más
pobres de lo que nunca pudieron imaginar.
Apenas
les queda tiempo, el poco que les queda no saben cómo disfrutarlo, se dan
cuenta de que la vida se les ha pasado y que ya es imposible volver atrás. Sólo
les queda reconocer que fueron muy ricos, como lo somos la mayoría cuando somos
personas jóvenes y vitales, pero no supieron darse cuenta a tiempo que la
riqueza disminuye cada día que pasa. Sólo les queda entender que se equivocaron
al escoger la definición de la palabra “riqueza”. Se quedaron anclados con la
definición literal del diccionario.
Y
ahora, ¿puedes pensar en riqueza de otra manera? ¡Yo lo tengo muy claro! Cierto
es que existen unos mínimos económicos que nos deben permitir satisfacer
nuestras necesidades básicas. Los sobreingresos económicos a costa de la inversión de nuestro
tiempo sólo nos van a hacer ser los más ricos en nuestra muerte, pero nos
quedaremos muy lejos de haber sido ricos durante la vida, pues no habremos sabido
aprovecharla a pesar de haber tenido la gran oportunidad de hacerlo.
Un canvi ple de claror. M´agrada, felicitats
ResponderEliminarMoltes gràcies maca!
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