lunes, 30 de noviembre de 2015

Los empleados que huyen de sus jefes

Si analizásemos los motivos por los que muchos empleados abandonan sus empresas de manera voluntaria nos sorprenderíamos al comprobar el alto porcentaje de quienes lo hacen huyendo de sus jefes. La mayoría de personas con un empleo estable y con unas condiciones salariales mínimamente aceptables que deciden dejar su puesto de trabajo lo hacen por causas que entre todos podrían haberse evitado. Cuando digo “todos” me refiero al propio empleado, que en ocasiones no reconoce al jefe como tal y comete errores en la relación que les une; al jefe, quien seguramente no tenga madera de buen líder y también esté cometiendo errores con las personas de su equipo; y también a la Dirección, que probablemente desconoce los motivos por falta de supervisión e ignorancia respecto los índices de absentismo y rotación de su plantilla.



Veamos con más detalle este tipo de errores a los que hago referencia:

Por parte del empleado que finalmente huye de su jefe
  • Confundir al jefe con un amigo. Un jefe no es un amigo, por mucho que lo fuese cuando quizás era compañero. El rol profesional que se le ha otorgado le obliga a ejercer cierta evaluación y control sobre lo que haces que tarde o temprano puedes confundir y llevártelo al terreno personal.
  • Socializar con la jefatura fuera de horario laboral. Estar en un contexto no profesional nos relaja y nos invita a poner menos filtros a lo que pensamos, pudiendo decir o hacer algo que no se olvidará mañana cuando volvamos al trabajo.
  • Hacer mal uso de las redes sociales. Se debe tener mucho cuidado con quién dejamos formar parte de nuestros contactos en las redes sociales y con lo que publicamos. No confundamos las redes sociales privadas con las públicas. Se cometen muchos errores en una sociedad multicanal en la que todos hemos perdido privacidad.

Por parte del jefe que provoca huidas de sus empleados
  • Café para todos. El jefe debe ser capaz de valorar a las personas de manera individual, atendiendo a sus necesidades y felicitando o corrigiendo cuando la situación lo requiera.
  • No velar por la adecuación del personal a sus puestos de trabajo. Cualquier jefe debe entender que puede haber existido un problema de selección y que el empleado puede estar ocupando un puesto que no le llena o un puesto que le sobrepasa. Por ello es fundamental su papel en los procesos de adecuación al puesto de trabajo y de selección interna que se deberían activar periódicamente.
  • No ser transparente y justo con su equipo. El rumor, la desconfianza y la desmotivación estarán entonces a la vuelta de la esquina. La comunicación con el equipo de trabajo debe vivirla como el eje principal sobre el que se sustentará cualquier proceso o proyecto que se lleve a cabo así como el desempeño de sus trabajadores.

Por parte de la Dirección que ignora o elude la situación
  • No promover en sus políticas de recursos humanos opciones de desarrollo, crecimiento y promoción para sus empleados. Hoy en día todos queremos trabajar en organizaciones donde nuestro trabajo sea reconocido y recompensado.
  • No invertir en el talento. Los empleados talentosos deben ver recompensado su valor. Sería una buena política premiar resultados con una paga variable, formación, etc.
  • Descuidar la comunicación. Es imprescindible mantener informados a los empleados de la situación de la empresa, de lo contrario es imposible que todos vayan remando hacia el mismo lugar y que exista compromiso y lealtad.
  • No supervisar el trabajo que realizan los jefes, cuya principal función es alinear las estrategias de talento de sus empleados con los objetivos de la empresa, favoreciendo en todo momento los procesos win-win.

3 comentarios:

  1. De acuerdo, esllas humanidad es la mismao ha sido siempre, han pasado muchos años yahora hay mucha tecnologia, pero

    ResponderEliminar
  2. ¿Sabes por qué me fui de ECI? Lo has descrito perfectamente en esta entrada.
    En mi caso fue "coordinadora", bueno, era figura superior en rango laboral. Maltrato y malas palabras, sin paciencia ni don de mando. La antítesis del jefe que por entonces compartíamos tu y yo, ya sabes, y hasta ahí puedo leer. Salir de la oficina, y creer que entonces, después del deterioro, nos podíamos ir al cine a festejarlo. Non sense.
    De todas formas, en este último trabajo que he estado tres años, ha sido otro el problema para que no me hiciesen fija. Creo que voy en busca de los puesto de trabajo equivocados, y los reclutadores van despistados conmigo. Me ha pasado igual con los hombres, jeje, Un fuerte abrazo, Alex.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ocurre más de lo que imaginamos y si no le pasa a uno, seguro que éste conoce a alguien a quien le haya pasado. En fin Anna, sólo queda pensar que eso fue hace mucho tiempo, que es parte del pasado y debemos disfrutar del presente, porque el futuro es incierto y tampoco vale la pena obsesionarse con algo que somos incapaces de adivinar. Así que concentra tus fuerzas y ánimos en encontrar ahora lo que quieres y a quien quieres, seguro que así consigues tu propósito. Un beso amiga!

      Eliminar