Las
NTIC (nuevas tecnologías de la información y la comunicación) están penetrando
de manera viral en todos y cada uno de los estamentos jerárquicos de las
organizaciones. A nivel individual y colectivo, personal y profesional,
organizado y desorganizado, formal e informal, coloquial y estructurado… las
nuevas tecnologías ya forman parte de nuestras vidas como cualquier otro
complemento que a diario utilizamos para estar en casa o para salir a la calle.
Si
la empresa quiere ser competitiva y no quedarse atrás en su carrera por la
supervivencia debe aceptar, estimular y promover el uso de las redes sociales
entre sus colaboradores. Estoy de acuerdo en que se requiere un control de la mala
práctica que cualquier empleado pueda realizar en horas de trabajo (el uso de
redes sociales personales no tiene que tener cabida durante la jornada de
trabajo), pero no para ello se debe eliminar por completo el acceso del
empleado al manejo de herramientas sociales, pues de este modo estamos capando
también la posibilidad de aprovechamiento por parte del empleado, y por ende de
la empresa, de todo el beneficio que las redes sociales nos pueden aportar.
Las
redes sociales nos permiten acelerar nuestra toma de decisiones, agilizando así
la competitividad de los negocios. Ahora no tenemos que estar sólo pendientes
del momento en que va a tener lugar una reunión de trabajo para plantear y
resolver dudas o sugerencias; las redes sociales nos permiten estar en contacto
continuo con aquellas personas que poseen el conocimiento o la capacidad de
tomar decisiones estratégicas en la empresa. La dispersión geográfica ya no es
un problema, las redes sociales nos permiten reunir ideas y pensamientos de un
equipo que físicamente no esté en el mismo lugar. Además, el acceso a la
información es tan rápido que en cuestión de segundos pueden disiparse las
dudas por las que se esté realizando la consulta y esto repercute positivamente
en la agilidad para escoger el camino correcto y poder tomar decisiones.
Un
conjunto de personas con la posibilidad de estar conectadas a todas horas y
desde cualquier lugar estimula la innovación, multiplica el conocimiento y
permite hacer de una organización un negocio inteligente y efectivo. Las
grandes empresas ya no deben preocuparse tanto por buscar un experto para cada
uno de sus centros de trabajo pues el conocimiento fluye perfectamente a través
de la red y, seguramente un menor número de profesionales, pero con buen manejo
de herramientas sociales pueden ser más eficaces que profesionales dispersos
geográficamente sin más contacto que el que puedan tener en el entorno físico
en el que trabajen.
La
integración de las redes sociales en la organización se está convirtiendo, y
así debe ser, en una transformación cultural. Si tan solo hace unos años se
penalizaba el uso de teléfonos móviles durante horas laborales, ahora cualquier
aparato tecnológico del que se haga un buen uso puede ser la herramienta de
trabajo más potente de la que se disponga. La empresa debe adoptar una
mentalidad de aceptación del manejo de las redes sociales por parte de sus
empleados, formándoles y dotándoles de las mismas y creando comunidades profesionales
enfocadas al emprendimiento de nuevos retos y al alcance de ciertas metas que
la hagan cada vez más competitiva.
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