Nos
encontramos de pleno en esos días en los que la gran mayoría volvemos a nuestra
rutina laboral y tratamos, como cada año, de hacerlo con la mejor de nuestras
caras y con las baterías cargadas al 100%. Paralelamente a esto, comenzamos también
a escuchar en los medios y en nuestras propias conversaciones experiencias y opiniones sobre el temido “Síndrome
postvacacional”.
Sobre éste
lo primero que tenemos que decir es que no es una enfermedad, sino que es un
trastorno adaptativo absolutamente normal que no únicamente ocurre tras un
periodo vacacional, sino que puede ocurrir también en la reincorporación al
mundo laboral después de una baja larga que haya significado un cambio brusco en
nuestras rutinas.
Según
los expertos, el síndrome postvacacional no debería durar más de una
quincena y, si no fuese así, quizás sería conveniente tratarlo con algún
profesional, pues probablemente subyacería a este estado anímico algún otro
trastorno que estuviera pasando desapercibido.
Pero
¿por qué nos cuesta tanto adaptarnos a la vuelta de las vacaciones? La
respuesta la encontramos en nuestra percepción, a menudo inconsciente, de que
el hecho de empezar vacaciones representa una opción y decisión propia en la
que nosotros mismos somos quienes vamos a decidir qué hacer en cada momento de nuestros días de asueto. A qué
hora nos despertaremos, a qué hora iremos a dormir, si nos apetece comer a
horas inusuales, alargar la sobremesa, viajar, reunirnos con familiares y
amigos, etc. Esa libertad en la decisión, sin que dependamos de un tercero con
quien probablemente no haya vínculo familiar ni afectivo, nos hace vulnerables
al momento de finalizar nuestras vacaciones, ya que de nuevo comenzarán a
existir obligaciones y rutinas normalmente impuestas por ese tercero del que
nos habíamos librado temporalmente.
Empezar
de nuevo representa renunciar (repito, que es un proceso por lo general inconsciente)
a nuestra total libertad para asimilar poco a poco la obligatoriedad de cumplir
con horarios, normas, reuniones, distanciamiento de las personas de nuestro círculo más cercano, además de todas esas obligaciones que también forman parte del fin
del periodo oficial de vacaciones (colegios, guarderías, tareas del hogar, bancos
y trámites varios que durante el verano dejan de ser prioritarios).
Para
poder afrontar este trastorno adaptativo sólo nos queda pensar en que va a depender exclusivamente de nosotros mismos el aceptarlo con una mejor o peor actitud. Por lo que si
deseamos poder afrontar la vuelta al trabajo de la manera más positiva posible,
habrá que seguir una serie de tips que nos van a ayudar a ponernos de nuevo en
línea con esas obligaciones, aprovechando además que estamos con recarga de
energía.
Algunos de estos consejos son:
- Planificarse y organizarse. Sería conveniente que unos días previos a la reincorporación al puesto de trabajo comenzásemos a regular nuestros horarios de manera escalonada (horarios de despertarse, irse a dormir, comidas…)
- Regular también nuestros hábitos alimenticios. Es decir, intentar comer en el horario que habitualmente comeremos durante nuestros descansos de jornada laboral. Intentando además regular el tipo de comida y la cantidad que nos van a permitir tener una mejor digestión, la cual influye directamente en el rendimiento y en los estados físico y emocional.
- No olvidarnos del ocio. Es importante tener en cuenta que volver al trabajo no significa dejar el ocio sólo para los fines de semana o para las próximas vacaciones. Es necesario seguir buscando momentos para hacer lo que nos gusta y poder compartirlo con quienes deseemos.
- El deporte sigue siendo necesario. Aunque la “operación bikini” parece que ya ha quedado atrás y no volverá a ser importante hasta la próxima primavera, no caigamos en este error y sigamos dándole al cuerpo caprichos, pero también exijámosle esfuerzos para lograr mantenerlo en forma y activo. El deporte no sólo regula el estado físico, sino también el mental, permitiendo descargar tensiones que nos pueden provocar estrés e irascibilidad que nos hagan tener malas experiencias con los demás y con nosotros mismos.
- Resolutions are always good. Esperamos siempre a Nochevieja para hacer nuestra lista de propósitos para el nuevo año. Intentemos también hacerla ahora y tratemos de aprovechar el “nuevo curso laboral” para ponernos metas profesionales y personales en el corto y medio plazo que nos sirvan de estímulos motivantes que alcanzar.
- Planifiquemos desconexiones intermitentes durante los próximos meses. Las vacaciones de 2021 han sido para muchas personas las más esperadas de toda su vida, después de unas vacaciones prácticamente inexistentes o con pocas posibilidades en 2020 debido a la pandemia del coronavirus. Aunque no estamos todavía en la situación que nos gustaría estar, y seguimos teniendo esperanzas para que las del 2022 sean lo más parecidas posible a las de años previos a la pandemia, hemos aprovechado cualquier ápice de libertad que las autoridades y los gobiernos nos han ido ofreciendo tras los fines de toque de queda, apertura de la hostelería, celebración de algunas fiestas… y se nos hace difícil pensar que hay que esperar un año entero para ver si entonces todo volverá a ser normal. Por eso, es importante no centrarse en un año vista y aprovechar cualquier fin de semana, puente o vacaciones de invierno para hacer una escapada y poder oxigenarnos y recargar de nuevo las baterías para continuar con la tirada hasta el próximo verano.
Seguramente
existan muchas más acciones que podemos hacer para afrontar esta vuelta con positivismo,
pero aquí os dejo algunos de los consejos que a mí me funcionaban antes de la
pandemia y que, ahora más que nunca, los pongo en práctica con total
convencimiento de que son facilitadores en estos momentos de reincorporación al
trabajo.
Feliz vuelta
a tod@s!
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