En el
mundo de los Recursos Humanos, el siglo XXI comenzó con una nueva metodología
de trabajo que cada vez más se va haciendo hueco en las empresas. Esta
metodología a la que se le conoce como “Agile”, rompe con las reglas más
tradicionales de trabajo y tiene en cuenta las interacciones entre las personas
más que las herramientas y los procesos, que hasta entonces habían adquirido la
principal relevancia en el mundo empresarial.
La metodología Agile es una forma de trabajo en la que se le da principal importancia a las personas, apostando por su implicación en los proyectos que lideran. En un principio, Agile estaba pensado más para proyectos que requerían de una ejecución rápida, pero hoy en día las empresas ya la están utilizando en la mayoría de sus proyectos e incluso ya forma parte de su cultura empresarial. Esto se debe principalmente a que una de las premisas más destacables de Agile es la de poder desmembrar cualquier proyecto en mini-proyectos que pueden ser ejecutados con mayor rapidez.
La
principal ventaja de esta metodología es que permite a las personas que forman
parte de un proyecto centrarse en una tarea concreta y, de esta manera, se pierde
esa dispersión que existe ante proyectos en los que todos participan de
todo y en los que es muy difícil encontrar la perfección. Cuando todos los
miembros de un mismo proyecto trabajan sobre todos los procesos del mismo, nos
encontramos con que la implicación de las personas está a distintos niveles, con personas
que “viven muy bien” y personas que se acaban quemando por la cantidad de
responsabilidad que les toca asumir; nos encontramos también con duplicidad en
las tareas y, por supuesto, con una ralentización en el tiempo de entrega. Para
ello es necesario utilizar una metodología como Agile, que va a dar prioridad a
las personas vinculadas a una función concreta y va a permitir resultados a
corto plazo.
Por
todos es sabido que el mercado laboral está en constante cambio y crecimiento,
un cambio muy acelerado y ahora, además, tambaleado por una pandemia que nos
acompaña desde hace ya un año. Esto obliga a veces a dejar de pensar tanto en
el largo plazo, por lo incierto que se demuestra puede llegar a ser, y
pensar más en el corto y medio. Pensar en el presente y tener en cuenta los
recursos reales de los que disponemos hoy, entendiendo “recursos” como
herramientas, maquinaria, demanda de nuestros clientes, instalaciones y, por
supuesto, el personal, a quien vamos a poder dar más protagonismo. Se hace muy
difícil saber cuál va a ser nuestro talento en el largo plazo, en cambio
conocemos el talento que tenemos ahora en nuestra plantilla y, gracias a ello,
se nos va a hacer más fácil a la vez que realista pensar en proyectos
cortoplacistas.
Lo
fundamental es centrarnos en las personas para que se sientan cómodas en su
puesto de trabajo, cómodas en las funciones que desempeñan, y seguras de que pueden
y lo están haciendo bien, ya que la empresa les va a otorgar confianza,
responsabilidad, seguimiento, formación y supervisión si se hace necesario. Todo aquello que necesiten para que el trabajo salga de una manera
satisfactoria. Mejorando la comodidad de nuestros empleados seremos capaces de
mejorar nuestra productividad y a la vez nuestra reputación, nuestra marca
empresarial.
Los
empleados ya están cansados de que las empresas les den proyectos y promesas a
largo plazo, ¡ya no cuela! Ellos quieren resultados inmediatos, quieren liderar proyectos, libertad para poder desempeñar y participar
directamente en aquello que les gusta... Aprovechemos esa ambición y esas ansias
de inmediatez que nos piden para, como empresa, conseguir resultados también
inmediatos. Si no somos capaces de cumplir estos deseos de los empleados
acabarán marchándose y tendremos que dedicar tiempo en buscar a otros empleados
que nos aseguren la continuidad de nuestros proyectos, con todo lo que ello
conlleva a nivel de coste, tiempo en la selección y en la adaptación a sus puestos una vez incorporados.
Nos
encontramos en tiempos en los que se pide también flexibilidad y calidad de vida,
incluso por encima del salario. Fomentando esta flexibilidad entre los
empleados, entendida no sólo como tiempo libre, sino también como opciones de
movilidad interdepartamental, vamos a crear sinergias entre personas de
diferentes áreas que pueden colaborar en un mismo proyecto. Esto, además, va a ayudar
a que los empleados puedan conocerse más allá de sus áreas cerradas de trabajo,
va a mejorar el clima laboral, va a ayudarnos a conocer mucho mejor el talento del que disponemos de cara a delegarles nuevos proyectos y nuevas
funciones y, por supuesto, va a influir muy
positivamente en la comunicación interna y constante, creando lazos de cercanía
y confianza.
En
definitiva, Agile es una nueva forma de trabajar en la que un proyecto se
divide en pequeños trozos que tienen que entregarse en un periodo corto de
tiempo a partir de una forma de trabajo que apuesta por la flexibilidad en los
procesos y por la especialización en tareas. Con todas las piezas que estemos
obteniendo en esas entregas más inmediatas, ya sólo nos quedará crear el puzzle
que formará el proyecto en sí por el que estemos enfocados.
A la
hora de aplicar Agile desde recursos humanos debemos tener en cuenta que, como
cualquier nueva metodología o cualquier nuevo proceso que se quiera implementar
en la empresa, debe ser entendido para poder ser aceptado por todas las partes y
por ello la comunicación es muy importante, ya que va a permitir generar
confianza en nuestros equipos.
Cada
vez más tenemos que ser conscientes que la mentalidad ha cambiado y seguirá
haciéndolo. Ahora es preferencia por parte de las empresas la de tener un
equipo que trabaje con eficiencia antes que un equipo que trabaje muchas horas;
tener un equipo que se focalice en lo que hay que hacer y aporte valor más que
un equipo que tenga que hacer muchas tareas sin dotes de calidad; contar con un
equipo 100% motivado que con un equipo 100% conectado o sentado “calentando una
silla”; tener un equipo que trabaje sobre lo importante antes que sobre lo
urgente; un equipo motivado y que desprenda emociones positivas antes que un
equipo que manche la marca empresarial interna y externamente.
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