lunes, 28 de marzo de 2016

La marca institucional de la monarquía española


Apenas hace dos años escribí un artículo sobre la Marca Personal del por entonces Rey de España Juan Carlos I. En aquella ocasión explicaba cómo el Rey destruyó en pocos años la prestigiosa marca personal que había tenido durante décadas. También, al final del artículo, hacía mención al nuevo Rey Felipe VI, que iniciaba su mandato con una parte del pueblo a favor y otra parte en contra. Era difícil en aquel entonces hablar de su reputación como “marca” que representa en España, y debería pasar algún tiempo hasta poder valorar la fiabilidad de su branding como nuevo monarca.

No ha hecho falta esperar demasiado. Recientemente, han saltado a la luz sus whatsapps de apoyo, junto a los de la Reina Letizia, al empresario Javier López Madrid, otro de esos tantos corruptos españoles salpicado por el escándalo de las "tarjetas black” de Caja Madrid y Bankia. Además de estar siendo investigado por acoso sexual, según publicaba el diario "El Mundo" en marzo del año pasado. 

La conversación por el chat tuvo lugar en octubre, cuatro meses después de la coronación de Felipe VI el 19 de junio de 2014, y ha sido extraída del móvil del empresario por la Guardia Civil.




Todo esto es otro sumando a lo que ya comenté en su día sobre la marca personal del Rey Juan Carlos I y sobre las tramas corruptas de su yerno Iñaki Urdangarín y su hija la Infanta Cristina, ambos imputados por delito fiscal. En este caso su hermano, el Rey Felipe VI, le revocó a la Infanta el título de Duquesa de Palma como un intento de dar una lección de justicia y lealtad ante el pueblo español por haber infringido la Ley. El caso Nóos por el que ambos están imputados sigue en curso, pero veremos si finalmente pagan los culpables como pagaría cualquier ciudadano anónimo que hiciera algo parecido.

La incongruencia de Felipe VI queda patente entre ese acto de castigo hacia su hermana por estar envuelta en una mala praxis legal (le revocó el título de Duquesa) y ese otro gesto de apoyo por esa misma mala praxis al empresario a través de los mensajes de whatssap, que obviamente esperaba nunca salieran a la luz como ha acabado siendo. 

Esta incoherencia entre lo que por un lado una marca publicita y vende y, por otro, lo que realmente ofrece, echa el prestigio de cualquier persona al medio de una ciénaga. 

No hace falta decir mucho más, la familia real española goza hoy día de lo que se merece por mucho que los monárquicos, los felipistas y los letizistas se empeñen en negar: una mala reputación, una pésima marca institucional y una credibilidad que ni llega a la suela de los zapatos de los españoles que estamos hartos de la corrupción política, empresarial y también ahora monárquica, sin que prácticamente ninguno de los involucrados esté pagando por los delitos cometidos como dicta la Ley ante cualquier otro ciudadano.

Como veis os he traído esta vez otro ejemplo de una triple pésima gestión de marca. Personal (la del Rey), político-legal (la suavidad de nuestra Ley ante los casos de corrupción) e institucional (la de la propia Casa Real).


2 comentarios:

  1. Hola Alex, No había visto tu blog. me gusta el análisis que haces sobre la familia real. Hay tanto que analizar en los temas de comunicación. Yo hago contenidos para un blog el de la Ruta del Despilfarro. Te invito a conocerlo, aunque este año lo tengo un poco quieto. Saludos


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    1. Muchas gracias Teresa por dejarme tu comentario. Agradezco que hayas descubierto mi blog y espero que te guste. ¿Me adjuntas el enlace del tuyo? Me encanta también descubrir espacios de otros bloggeros y seguro que el tuyo estará genial. Seguimos en contacto. Un saludo!!

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