- Pensar en positivo
- Sonreír más
- No preocuparse tanto por las pequeñas cosas
- Dedicarse más tiempo a uno mismo
- Empezar una rutina más saludable
- …
¿Cuántas veces
te has planteado propósitos de este estilo? ¿Cuántas veces has intentado dar
respuesta a cuestiones como qué hacer para ser un poquito más feliz?.
No hace falta que
me lo digas, seguramente hayas pensado ¡¡Muchas!! Y es que a veces nos
empeñamos en buscar respuestas cuando son las propias preguntas y los propios
propósitos que nos planteamos las claves para aproximarnos a esa meta infinita
de la felicidad. No hace falta hacer algoritmos matemáticos, aprender física
cuántica ni buscar respuestas en la astrología; todo es mucho más fácil
porque las respuestas las tienes ahí mismo, enfrente de ti, en
cualquier lugar al que quieras dirigirte y en cualquier actividad que quieras
hacer. Porque al fin y al cabo es el “querer” donde está el quid de la
cuestión. Hacer aquello que quieres ya es en sí mismo un ápice de la felicidad
y, aunque en ocasiones hacemos cosas porque no hay más remedio que hacerlas,
siempre podremos compensar esa obligación, ese “no apetecer o no querer hacer”,
con actividades que sí nos apetezca realizar.
No voy a
descubrirte la sopa de ajo, ni voy a darte las claves maestras para ser feliz,
porque eso sólo depende de ti y de lo que tú quieras hacer,
pero sí que te detallo a continuación unos mínimos fáciles de cumplir sin los
que disfrutar de la vida se vuelve algo más complicado.
- Activa tu intelecto: es preferible que tus actividades sean activas (leer, escribir, hacer manualidades…) a que sean pasivas (ver la televisión, escuchar música…)
- Duerme bien: un tercio de tu vida lo dedicas a dormir, ¿qué mejor que dedicar los mejores recursos al descanso? Un buen colchón, un clima tranquilo, la temperatura adecuada…
- Come sano y haz ejercicio: a todos nos gustan los excesos, pero que estos sean sólo de vez en cuando y sin que perjudiquen el equilibrio dietético y energético que tu cuerpo necesita. El deporte y cualquier actividad que requiera un pequeño sobreesfuerzo es un complemento a tu dieta y a la necesidad de descargar la adrenalina que todos acumulamos a lo largo del día.
- Comparte, enseña y aprende: cuando uno disfruta más es cuando comparte sus experiencias con otros, cuando se siente útil y cuando aprende cosas nuevas que podrá poner en práctica o que simplemente le aporten nuevos conocimientos.
- Sonríe: las emociones positivas deben acompañarte varias horas al día. Sonreír te ayudará a liberar endorfinas, generando tranquilidad, euforia y teniendo muchas veces un efecto analgésico sobre tu organismo. Además, recuerda que las emociones son altamente contagiosas; comprueba su efecto sobre quienes tienes a tu alrededor.
- Siente lo que te rodea: la naturaleza, las personas a las que quieres, las calles de tu ciudad, las actividades que se organizan… aquello que más te guste.
En definitiva, dedícate tiempo y combate el estrés de una forma multidisciplinar. Como decía Celia Cruz, “La vida es un carnaval”, una variedad infinita de colores, formas, contrastes…; aprovecha esta gran variedad que se te brinda y crea tu propia fórmula y tu propia combinación de actividades, hagas la que hagas será la combinación correcta mientras el “querer” sea el que impere. Te dejo aquí su canción que pone el broche musical a este artículo en una semana en la que medio mundo se prepara para celebrar por todo lo alto el Carnaval.
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