Una
vez, cuando era niño, recuerdo que en el colegio me hicieron memorizar una
lista enorme de refranes. Uno de esos refranes que nunca se me ha vuelto a
olvidar, y que incluso uso con frecuencia, es aquel que dice “No es lo mismo predicar que dar trigo”.
Seguramente,
haya diferentes adaptaciones de este dicho y, es probable, que lo conozcas de
otra forma, pero en definitiva el mensaje al que nos quiere hacer llegar no es
otro que el de demostrar que la mejor forma de querer transmitir conductas y
valores a los otros es mediante el ejemplo; mucho más allá que desde la propia
palabra.
Las
palabras deben acompañarse de hechos para ser realmente significativas. Es
mucho más fácil hablar o dar consejos que poner en práctica lo que decimos o
aconsejamos. Por desgracia, estamos rodeados de una sociedad donde la mayoría
de las personas opinan y aconsejan sin haber antes reflexionado sobre las
emociones, los sentimientos y el entorno que rodea al aconsejado. Falta mucha empatía y
mucha capacidad de escucha y de reflexión antes de decir lo primero que se le pasa a uno por
la cabeza.
Quizás
con la oratoria se pueda llegar a convencer y a ayudar a reflexionar, pero eso
pasará una vez e irá perdiendo fuerza conforme quien la predique no sea el
primero en dar el ejemplo de las palabras que emite. Situaciones reales en las que poder aplicar este refrán podemos
encontrar por todas partes, y más hoy en día que por medio de la palabra se
pretende calmar a una sociedad que con frustración ve cómo los líderes son los
primeros en no aplicarse y en no cumplir con los mensajes y con las medidas que
se imponen prácticamente a diario en el país (recortes salariales, regulaciones
de empleo, recortes también en sanidad, en educación…).
Si
pretendemos cambiar el mundo, si pretendemos aprender de nuestros errores y si pretendemos
salir reforzados de estos tiempos, con el único objetivo de ser mejores y de
estar mejor, no tiene sentido que sólo hablemos. Son tiempos de cambios, son
tiempos de innovación y son tiempos en los que todos deberíamos ser capaces de
educar no sólo con la palabra, sino sobre todo mediante acciones a todos
aquellos para quienes somos el modelo a seguir.
El
siguiente video no deja indiferente a nadie. Se trata de un video utilizado en
una campaña por una asociación australiana contra el abuso y el abandono
infantil (NAPCAN). En él se muestran diferentes comportamientos de adultos imitados por
niños.
“Dar
ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única
manera”
(Albert Einstein)
Gracias a ti por leerlo y por tu comentario. Es un gusto ver cómo artículos de hace casi 8 años siguen estando vivos. Un abrazo!
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