¿Habéis escuchado eso de “en casa del herrero cuchillo de palo”? Últimamente
me dedico a repetirle mucho a la gente lo que hoy pretendo dejar por escrito en
este post. Se trata de un mensaje que alguien en su día también me dio a mí. Un
consejo de esos sencillos de pensar y de decir, pero no por ello muchas veces
olvidado a la hora de ponerlo en práctica.
Todos tenemos habilidades y cualidades
adquiridas tanto por experiencia profesional como por experiencia personal.
Somos expertos en ellas (sabemos cocinar, escuchar, aconsejar…) y en ocasiones
pecamos de sólo ponerlas en práctica con y para los demás.
Está genial el altruismo, está genial la cooperación,
la comprensión, la escucha, la empatía… pero ¿qué hay de uno mismo?. Para
entender al otro, para estar bien a la hora de ayudar a los demás y para poder darles
lo que necesitan, antes es necesario que uno haga introspección y se consulte a
sí mismo acerca de sus propias necesidades. Partiendo de la base de que somos emociones y de que nuestra inteligencia emocional está en los cimientos de
nuestros actos, deberíamos empezar por nosotros mismos a aplicarnos lo que
después queremos ofrecer a los demás. Automotivarnos, autoconocernos,
autogestionarnos, autocontrolarnos… siempre el “auto” debería ir primero.
Todo profesional y, de hecho, toda persona
necesita mimarse y mirar por sí mismo y, aunque esto parece una obviedad, en
muchas ocasiones (más de las que pensamos) nos olvidamos de hacerlo. El video
que verás al final de este artículo es un claro ejemplo del psicólogo clínico
que ayuda, como buen profesional, a sus pacientes a resolver sus problemas,
pero que se olvida de cuidarse a sí mismo (y, por supuesto, a su entorno más
cercano) hasta el punto que su estado físico y mental le advierten de que se
encuentra en la cuerda floja. Este es sólo un ejemplo animado de millones
reales, porque ¿quién de nosotros desafortunadamente no conoce a personas que
por estrés laboral o personal han acabado teniendo problemas?
Para que tú no seas uno de ellos y no te
encuentres en esa cuerda floja, recuerda que es necesario:
- No olvidarte de pensar un poco más en ti, ¿quién si no lo va a hacer?
- Darte los caprichos que creas necesarios. Prémiate si lo mereces.
- Trabajar tu desarrollo personal y profesional independientemente de que otros te ayuden o no a hacerlo.
- Desconectar de tu rutina y aprovechar esos momentos de soledad para conocerte mejor. No tengas miedo a estar solo/a porque te encuentras, seguro, en buena compañía.
- Disfrutar de aquello que sabes hacer y que haces genial para otros, pero que nunca haces para ti.
- Acudir al profesional “colega” de tu sector que también puede ofrecerte lo que tú ofreces a tus clientes.
Sólo así estarás preservando tu integridad
física y mental y estarás preparado/a para ayudar a los demás también a
hacerlo.
Muy buen artículo yo lo complementaria diciendo, PRACTICA LO QUE PREDICAS, felicidades ;)
ResponderEliminarPues completado queda con tu aportación. Muchas gracias Neto!
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